¿Tu barniz de uñas favorito ya se puso espeso y
pegajoso? Evítalo con estos sencillos consejos
Seguramente en tu baño o tocador tienes una
enorme cantidad de maquillaje que no usas con mucha frecuencia; pero no
solamente eso, sino también una serie de barnices de uñas que te aplicaste cuando los compraste pero que
difícilmente los has vuelto a usar y por lo tanto ya están secos o parecen
chicle, ¿te gustaría rescatarlos? Checa estos sencillos consejos que te
ayudarán a darle una vida más larga a tus lacas de uñas preferidas.
En el caso del maquillaje la fecha de caducidad viene muy bien determinada,
generalmente aparece en la caja al comprarlos; sin embargo, en barnices para
las uñas ¡no la hay! Es por esto que resulta difícil determinar el tiempo que
van a durar en el tocador y cuando llega el momento de hacerte un cambio
radical de color te das cuenta de que la textura ya no es la misma y no lo puedes usar.
Es una lástima tirar un barniz que
apenas usaste un par de veces y que sin darte cuenta, dejaste que se deteriorara; esto puede pasar por muchas razones,
como el calor y la humedad, pero generalmente la vida de uno de estos, siempre
y cuando estén bien guardados y en condiciones climáticas normales,
es de un promedio de entre 18 y 24 meses.
Reconocer que tu barniz pasó a mejor
vida es muy sencillo y todo lo indica
la textura; en la mayoría de los casos el líquido puede tener una consistencia
gruesa, grumosa y resulta muy molesto aplicar una
capa uniforme comparado con un barniz totalmente
nuevo. Con el tiempo algunos de los ingredientes comienzan a
agruparse, lo que dificulta la remezcla de los mismos.
Seguro estarás pensando si existe
alguna solución que te ayude a salvar los colores que ya tienes sin necesidad
de conseguir unos nuevos; buenas
noticias, ¡sí la hay! El procedimiento es muy sencillo; obviamente como todos
los productos de belleza, su vida útil requiere de mucha atención. Lo único que debes de hacer es apartarlo del calor y los rayos del sol, y siempre
limpiar con acetona el cuello de la
botella.
Rejuvenece el esmalte que ya está pegajoso,
espeso o empieza a secarse con esta técnica: pon un sartén con agua y déjalo hervir, cuando el agua esté en
punto de ebullición introduce el bote de esmalte bien cerrado y déjalo a fuego
lento durante unos minutos. Otro remedio muy efectivo es añadir unas gotas de diluyente o acetona y removerlo muy
bien; este método le devolverá la consistencia que tenía cuando era nuevo.